La comunicación ha entrado a ocupar un lugar estratégico en la configuración de los nuevos modelos de sociedad. Creemos que es importante pensar la comunicación en relación a la actualidad, pero que no hay que estudiarla mediante saberes estructurados, bajo algún tipo de estrategia, ya que merece una reflexión constante de lo que va aconteciendo a diario.
Entre las ventajas que nos ofrece la comunicación, podemos considerar la existencia de un lenguaje común que posibilita la digitalización, y la configuración de un nuevo espacio público y de ciudadanía en y desde las redes de movimientos sociales y medios comunitarios.
En este marco, es importante destacar que está cambiando el lugar de la cultura. Hoy vivimos en un mundo tan conectado, en el que un individuo del hemisferio sur puede comunicarse con uno del hemisferio norte y compartir al mismo tiempo información, sus gustos personales, su sabiduría, entre otros. En resumen, la cultura de uno es aprehendida por el otro, y viceversa. El lugar de la cultura cambia porque la mediación tecnológica de la comunicación ya no es meramente instrumental, sino que posibilita nuevas formas de percepción y lenguaje, sensibilidades y escrituras.
Este mundo global en el que vivimos genera otros tipos de lazos sociales que antes no existían. Pero, por otra parte, están los alcances tecnológicos alcanzados, que introducen en nuestra sociedad un nuevo modo de producir asociado a un nuevo modo de comunicar, que convierte al conocimiento en una fuerza productiva directa.
En esta línea, es donde hacemos énfasis ya que la educación al igual que la comunicación, forman parte de esos procesos simbólicos, culturales que se van modificando conforme a la época que transitan y a los modos en que los individuos se relacionan simbólicamente.
La escuela está dejando de ser el único lugar de legitimación del saber ya que hay una multiplicidad de saberes que circulan por otros canales, difusos y descentralizados, y esa diversificación del saber, por fuera de la escuela, es uno de los retos/desafíos más fuertes que el mundo de la comunicación le plantea al sistema educativo. Claramente, esto implica una ventaja que tenemos hoy en la educación.
A través de los distintos recursos que dan esos “otros canales” que brindan saberes, ya sean vídeos, diarios digitalizados, entre otros registros, tanto los docentes como los estudiantes, pueden acceder y corroborar el pasado, para construir la historia que se está aprendiendo, y de este modo generar un revisionismo histórico, al que quizá antes no se podía acceder.
En el mismo sentido, las nuevas tecnologías, así como también los desarrollos digitales, generan nuevos medios y herramientas que permiten encontrarnos con una multiplicidad de saberes. En efecto, a los estudiantes le permite la posibilidad de ir más allá del recorte que pudo haber hecho el docente en clases, pudiendo pensar con ideas propias. Por otro lado, los estudiantes tienen acceso a mucha información y diversas fuentes, lo que le permite tener pensamiento crítico. El docente deja de tener ese lugar de “transmisor del saber”, y podemos decir que en la actualidad al conocimiento lo construimos todos de manera conjunta.